El Calendario Azteca, también conocido como Piedra del Sol, es un monolito con forma de disco, cuya talla está relacionada con la disposición del tiempo, movimiento de los astros y ciclos de meses, concebidos por la cultura mexica.
La Piedra del Sol fue descubierta el 17 de diciembre de 1790. Es un bloque de basalto de olivino que mide 3,60 metros de diámetro y tiene un grosor de 122 centímetros. El peso total del monolito es de alrededor de 24 toneladas.
Su talla se remonta al Periodo Posclásico mesoamericano, entre los años 1250 y 1521 d. C, se considera que el Calendario Azteca fue creado durante la última etapa del esplendor mexica.
El monolito está dispuesto con una sucesión de anillos concéntricos que poseen elementos relacionados con el tiempo. En ella, por ejemplo, se describen la duración de los meses, la cantidad de días que contenía un año y la duración de los siglos mexicas.
En el disco de piedra también se encuentran rayas y puntas dispuestas hacia el exterior que denotan cuatro direcciones y movimientos del sol.
En el centro del monolito se encuentra tallado el rostro de Tonatiuh, conocido por los aztecas como el quinto dios solar (su nombre significa tona: hacer sol, tiuh: ir), quien era líder del cielo.
Significado del Calendario Azteca
Los aztecas consideraban al dios Sol como una de sus principales deidades. Ellos creían ser el pueblo elegido por el imponente astro para su subsistencia. Por ello, los aztecas debían encargarse de que el sol cumpliera su proceso de salir al alba y ocultarse en el ocaso, ofreciendo sacrificios cumplidos a través de rituales.
Igualmente, la guerra y las cosechas, debían realizarse en determinadas épocas del año. De esta forma, la Piedra del Sol, para la cultura azteca, aseguraba que el cumplimiento del devenir siguiera un orden constante y estable.
Características de La Piedra del Sol
La piedra tallada posee una disposición circular asemejando al sol.
En el centro del monumento se encuentra el rostro del dios solar Tonatiuh. Su lengua tiene forma de cuchillo, como símbolo del sacrificio que debía ofrecerse al dios solar para alimentarle y que renaciese cada día por el oriente (amanecer), luego de su viaje hacia el inframundo (anochecer).
El primer anillo
En el primer anillo se encuentran talladas 20 figuras, que simbolizan los 20 días del calendario mexica. Estos son, por orden:
- El caimán (Cipactli)
- El viento (Ehécalt)
- La casa (Calli)
- El lagarto (Cuetzpalin)
- La serpiente (Cóatl)
- El cráneo (Miquiztli)
- El venado (Mázatl)
- El conejo (Tóchtli)
- El agua (Atl)
- El perro (Izcuintli)
- El mono (Ozomatli)
- La hierba (Malinalli)
- La caña (Acatl)
- El jaguar (Ocelotl)
- El águila (Cuauhtli)
- El zopilote (Cozcacuauhtli)
- El temblor (Ollin)
- El pedernal (Tecpatl)
- La lluvia (Quiahuitl)
- La flor (Xóchitl)
El segundo anillo
En este anillo se encuentran una serie de secciones cuadradas que contienen cinco puntos en representación de los días.
Los ocho ángulos que dividen el monumento en ocho partes, es posible que puedan representar los rayos del sol colocados en dirección a los puntos cardinales.
El tercer anillo
En el tercer anillo se encuentran las fauces de dos serpientes de fuego (Xiuhcóatl), que rodean la piedra y se encuentran en la parte inferior, una frente a otra.
Cada sección de ellas simboliza las llamas de fuego y 52 ciclos anuales en los que se distribuiría el siglo mexica. Cada cierre de ciclo se celebraba con la ceremonia de Fuego Nuevo.
El cuarto anillo
En el cuarto anillo se encuentran talladas las estrellas del cielo nocturno. Contiene 58 pequeños círculos que finalizan en bandas de papel ámatl o amate, típicamente usado durante el periodo prehispánico.
Ver también Calendario Maya
Para qué se utilizaba el Calendario Azteca
Son varias las interpretaciones acerca de la función del calendario. A pesar de estar relacionado con la distribución del tiempo, también se cree que la piedra poseía otros usos adicionales, como por ejemplo, el de haber sido una plataforma de combate para los guerreros.
También se cree que la función principal del calendario era la de ayudar a precisar las épocas de las cosechas y los rituales con los que se honraban a todos los dioses de la cultura.
De esta forma, el calendario estaba dispuesto para cumplir dos ciclos anuales:
El calendario solar Xíhuitl consistía en 365 días de ciclo solar. Esta disposición tenía un total de 18 meses con 20 días de duración, lo que correspondía a un total de 360 días, los otros cinco días restantes eran usados para recibir el año nuevo, hacer penitencias por arrepentimiento y oraciones.
El calendario ritual Tonalpohualli consistía en 20 meses de 13 días: sumados resultaban en un total de 260 días al año. Este calendario distribuía de manera armónica y equitativa los días para que pudiesen ser ofrecidos a los dioses y celebrados con rituales.