Día de Tener un Mal Día
En un mundo en el que las personas hacen todo lo posible por mantener las apariencias y compartir las cosas maravillosas que ocurren en sus vidas, existe un día en el que podemos dejar caer la máscara.
Celebrado el 19 de noviembre, el Día de Tener un Mal Día nos recuerda que nadie es de hierro y llega un momento en el que no podemos seguir fingiendo que todo va bien cuando en realidad va mal. Así que admite tu mal rollo y ¡disfrútalo!
Sí, está todo mal. ¿Y qué?
¿Para qué hundirse en un mar de amargura? Si un día va mal, al día siguiente irá mejor. Es parte de la vida y no podemos saltarnos los días malos, ¿verdad?
Lo bueno de tener un mal día, según la autora del libro con ese mismo nombre, Anabel González, es el aprendizaje. Los días malos pueden ser oportunidades para crecer. Enfrentar y gestionar las emociones negativas nos empuja a desarrollar una mayor resiliencia. Esos días difíciles nos obligan a confrontar nuestros miedos, inseguridades y creencias limitantes, lo que deriva en un mejor entendimiento de nosotros mismos y una vida emocional más equilibrada.
¿Y si las cosas van bien ese día?
El 19 de noviembre podría ser el mejor día de tu vida y celebrar el «mal día» no tendría mucho sentido, así que te explicamos el propósito de la fecha.
¿Por qué celebrar el Día de Tener Un Mal Día?
El Día de Tener un Mal Día es solo un recordatorio de que nuestras vidas no son perfectas y, en lugar de pasarte el día quejándote y empeorando las cosas, deberías simplemente seguir este consejo: ¡aceptar duele menos! Incluso te sentirás más ligero.
Y aún hay más. El Día de Tener un Mal Día también nos ayuda a entender mejor si ese día alguien nos responde con poca simpatía. ¿Qué tal si somos más comprensivos?
El Día de Tener un Mal Día fue creado por Thomas y Ruth Roy, una pareja que ha creado varias fechas conmemorativas muy curiosas, como el Día para crear tu propio día festivo, el Día para sacar a pasear tus plantas o la Noche de la nevera embrujada.
3 consejos para ser una persona resiliente
- Aceptar duele menos. Si la vida te da limones, haz limonada.
- Respira y busca una solución. Detenerse un momento a reflexionar sobre un problema puede ayudar a resolver una parte y hacerlo más pequeño.
- Relájate hoy y preocúpate mañana. Intentar descansar y dormir para poder afrontar el problema al día siguiente con la cabeza más despejada puede ser más provechoso.
¿Quieres conocer los beneficios de ser resiliente? Aquí tienes unos cuantos:
- las personas resilientes gestionan mejor sus emociones y evitan los conflictos;
- las personas resilientes son capaces de mantener la calma y, por tanto, toman mejores decisiones;
- las personas resilientes afrontan los retos con más facilidad.
