El Día de San José tiene lugar el 19 de marzo de cada año. Esta celebración se debe a que su figura recuerda el papel sagrado de los padres como protectores y guías de las familias.
La celebración del Día de San José es una tradición que se introdujo en Occidente desde la Edad Media.
En América, su festejo se deriva de la influencia de la Iglesia católica a lo largo del siglo XVI a lo largo de toda la América hispana. La tradición se mantuvo con el avance de la colonización española hasta la actualidad.
En Argentina, los fieles a la Iglesia católica organizan procesiones, misas y actos conmemorativos.
En la región de Corrientes, por ejemplo, las actividades comienzan una semana previa al 19 de marzo.También se acostumbra celebrar bautizos y matrimonios alrededor de esa semana.
Por su parte, en la ciudad de Perico, así como en Mendoza y Olavarría, se realizan largas procesiones en torno al monumento de san José.
San José tiene una gran cantidad de devotos a lo largo de América Latina: su imagen como padre humilde y justo sigue siendo venerada. Por esta razón, este día es una fecha de gran importancia en la religiosidad popular latinoamericana.
Historia de san José
San José, hijo de Jacob, según Mateo (1:16), y descendiente de la estirpe del rey David, fue un artesano, conocido más popularmente como carpintero. Nació en Belén y habitó gran parte de su vida en la ciudad de Nazareth.
Según las Sagradas Escrituras, san José tomó por esposa a María, a la que acompañaría en el nacimiento terrenal de Jesús: el hijo redentor.
Las Sagradas Escrituras también describen a José como un hombre justo, humilde y sabio, que enseñaría a Jesús las artes del trabajo manual.
Los tres, Jesús, José y María, conforman el ideal de familia que la Iglesia católica propugna, al cual se denomina comúnmente como Sagrada Familia.
No existe una fecha específica de su muerte, sólo se sabe que falleció antes de que Jesús de Nazareth iniciara su predicación.
Los últimos datos que hay sobre san José remiten al momento en que Jesús tenía alrededor de doce años y ambos, José y María, le pierden en el templo de Jerusalén.
Se le conoce como el santo del silencio por ser un hombre callado, de poco hablar (de hecho, no existen muchas citas de sus expresiones en las escrituras). Además, se le considera el santo protector de la buena muerte, porque se cree que murió en brazos de Jesús, su hijo amado.